
El mercado se extiende a lo largo de seis cuadras y en el predio se erigen varias decenas de ranchos donde se expenden comidas tradicionales: locro, tamales, empanadas, chorizos, lechones asados a las brasas, tabletas de miel de caña, alfeñiques, empanadillas y el clásico pastel de novios. Además se puede encontrar desde monturas, fustas, estribos y botas de cuero hasta ponchos, alpargatas, cintos, mates y cigarros. En otros puestos se venden comestibles, y especias como orégano, comino y azafrán.
Otro de los atractivos de la Feria es el emblemático transporte simoqueño, el sulky, que se incorporó para el traslado de los productos que se comercializan, dada su adaptación a los caminos rurales y pantanosos de la zona. Los sábados es posible observar cientos de esos vehículos estacionados alrededor de la Feria cuando recién comienza el día.
Sobre esta Feria, que durante cuatro fines de semana del mes de Julio estará festejando su tricentenario, conversamos con el Secretario de Turismo del lugar Ricardo González.
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