La compositora y cantante Jenny Náger y el poeta Gastón Sironi ofrecen desde Córdoba una obra integral en la que confluyen varias disciplinas artísticas; música, poesía, fotografía y video. Presentado como un libro de tapa dura, el packaging consta de un disco de 14 canciones que compusieron juntos, un poemario del poeta, una serie de fotos que realizó Rodrigo Fierro y un video editado por Chango Roots donde se explica con imágenes pero sin palabras cómo fue el proceso de producción de la obra.
Al teléfono en su casa “Isla Verde”, en el pueblo La Granja de las Sierras Chicas de Córdoba, Sironi conversó sobre la “parceria” que ya está en cosas nuevas y contó cómo germinó y se grabó el trabajo: “Acá dos veces al año y sin fecha fija con muchos músicos amigos hacemos unos encuentros a los que nosotros le llamamos “Mini Wodstock”, porque duran un par de días y todos nos reunimos en torno a un fogón, con niños, perros, bicicletas, carpas, y lonitas”.
El vínculo que se remonta a un tiempo atrás entre Gastón y Jenny se dió a través de Andrea Molas, que ya había grabado una canción con un poema de Sironi (del libro “El tratado de los Vientos”) y fue en la presentación del disco de esta otra cantante cordobesa que se conocieron: “Jenny tenía muchas melodías y un trabajo sobre poesía fonética en el que ella comenzaba a llegar al trabajo de letras, entonces me propuso una parcería con letras mías y músicas de ellas, primero con la idea de hacer un disco más casero pero nos entusiasmamos y fuimos hacia el disco objeto”, explicó Sironi.
En base a ese entusiasmo el poeta y la cantautora se pusieron a trabajar también junto a Rivarola (producción, guitarras, bombo, programaciones) y varios músicos invitados (Germán Náger: piano, Marcos Modenesi: bajo, Mono Banegas: bajo, Pablo Fenoglio: trombón, Heleen de Jong: violoncello, y Víctor Renaudeau: violín) hasta darle cuerpo y forma a las canciones que abrevan en ritmos de raíz folklórica argentina (huayno), brasilera (bossa), y centroamericana (bolero), en la impronta y los matices de la cultura pop/rock y en texturas ligada al jazz y la plena experimentación lúdica.
- ¿Hubo algún antecedente de trabajo en conjunto con Jenny o después de conocerse “No me busques en el frío / Ahora” fue el primero?
- Nosotros hicimos un pequeño disco anterior con otro artista visual que se llama Adriana Bustos. El disco se llamó “Meia Lengua” porque mezclaba intencionalmente esas lenguas, ahora para este pasamos a trabajar en letras en español, excepto una que escribí en ingles porque la melodía de Jenny me parecía que estaba asentada sobre la fonética en ingles. De igual modo no hubo un modo sistemático de trabajo, nos fuimos pasando letras y melodías sobre las que el otro trabajaba y en algunas nos juntamos a hacerlas.
Tan lejos del mar...
Aunque Sironi reconoce haberse “largado casi casualmente” hace algunos años a escribir letras de canciones hace mucho escribe poesía y actualmente edita sus libros y el de otros poetas por su sello independiente “Viento de Fondo”. “Algunas poemas no tienen una estructura tan musical y hay otros a los que fácilmente se les posa encima una melodía. Ahora luego de este trabajo con Jenny, en el que aprendí muchísimo, estoy escribiendo más textos con ideas de que sean canciones”.
- En los poemas propiamente dichos y en algunas letras hay una fuerte presencia del agua y el mar, es llamativo siendo que estas en Cordoba…
- Si, llama siempre la atención toda una escritura marinera siendo que somos de un lugar mediterráneo. Mi vida ha estado atravesada por el agua, en lo mejor y en lo más trágico, hace bastante tiempo que he sacado eso en mi escritura. El libro anterior “Tratado de los vientos” estaba asentado en el agua, el mar y el viento, en el caso de este, aun escrito en las sierras de Córdoba, está cercano al mar como dice una de las letras.
- ¿En base a la experiencia con Jenny crees en el carácter colectivo de la escritura como también opinan algunos poetas?
- Muy en lo personal creo que la escritura es un acto totalmente íntimo, a veces necesito intimidad hasta dentro de mi propia casa, suelo escribir encerrado en un pieza aun estando solo en la casa, de todas maneras ese es el primerísimo paso, después y cada vez más para mí, sí se va convirtiendo en algo más colectivo y veo cuanto crece. Lo mismo pasa cuando trabajo con artistas plásticos o para cine, esa socialización también la disfruto mucho.
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