
Ha dicho el Diario Crítica: " el viaje de Estol lo lleva a recorrer los barrios bajos de su Buenos Aires, lupa en mano y retratando con poesía a los personajes más variopintos, criaturas (marginales unas y otras marginadas) que comparten un espacio en el que lo bizarro convive con lo enternecedor. Así, nos topamos con profetas futbolistas, prostitutas desnutridas, boxeadores frágiles y otros trasnochados, gauchos furtivos, soldados desertores y otros enviados al planeta Marte, y hasta el mismísimo diablo en plan sensato y pose solidaria"
En la nota con De Ushuaia a la Quiaca Estol habla de la búsqueda de un tango que de cuenta de la ciudad y el ritmo de vida actual sin perder nada de poesía en las letras, de sus influencias rockeras y la relación con cada uno de los cantantes que se sumaron al proyecto.
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