Para hablar de ella podríamos decir que volvimos al aire y ya estamos en la salita de nueve. En nuestro primer programa del año -de la novena temporada- elegimos para la sección “Vida y Obra” recordar a María Elena Walsh, fallecida el pasado 10 de enero a los 80 años. Como dice Silvina Friera en Pagina/12 fue “creadora de personajes entrañables, como Manuelita la tortuga, y de canciones inolvidables, fue una de las grandes figuras de la cultura popular del siglo XX. Escribió más de 40 libros y no esquivó nunca –ni siquiera en dictadura– el debate político”.
Mientras escuchamos algunas canciones de su disco “El país de nomeacuerdo” (1967) y versiones que grabaron en 1997 distintos artistas argentinos y del exterior en “Cantamos a Maria Elena Walsh”, repasamos la historia de la poetisa, escritora, música, cantautora, dramaturga y compositora; desde los días de su infancia en la casa de Ramos Mejía donde nació el 1º de febrero de 1930, hasta la sentida reacción que produjo su muerte en el mundo cultural y parte de la ciudadanía que cantó y celebró su producción musical por sobre todas sus creaciones.
A los 15 años publicó su primer poema en la revista El Hogar y en 1947, antes de terminar de cursar en la Escuela Nacional de Bellas Artes, de donde egresó como profesora de Dibujo y Pintura, salió su primer libro, “Otoño imperdonable”.El libro llamó la atención de grandes escritores, Borges, Silvina Ocampo y el español Juan Ramón Jiménez, entre otros. En 1951, Walsh publicó su segundo libro de poemas, “Baladas con ángel”. Por esa época, junto a la poeta y folclorista tucumana Leda Valladares, se autoexilió en París hasta 1956, donde formaron un dúo que cantaba canciones folklóricas. De aquellos años parisinos quedaron algunos discos, como “Chants d'Argentina” y los dos volúmenes de “Entre valles y quebradas”... Más sobre la nota acá.
El recuerdo de los otros:
“María Elena Walsh trajo color a esa realidad blanco y negro. En una época oscura, pesada, mi madre tenía la invalorable costumbre de, el día de cobro, a comienzos de mes, volver a casa con un par de vinilos. Podía ser Zitarrosa o The Beatles, Les Luthiers o Julio Iglesias (en nuestra discoteca llegaban a convivir esas cosas), pero lo que nos encendía a los menores del hogar era cuando anunciaba –a través del mostro de baquelita al que llamábamos “teléfono”– que había un nuevo disco de María Elena Walsh y que lo tendríamos esa tarde”. Eduardo Fabregat (Periodista)
"El mundo del revés”, “La cigarra”, “la reina batata”, “Los ejecutivos”, “los que fuimos invitados a tomar el te”… Todos la lloramos”. - Claudia Piñero (escritora)
“Sus libros están ordenados en los estantes de la biblioteca de casa y Laura, mi mujer, siempre se negó a deshacerse de ellos, aunque fueran ediciones gastadas por el uso, el exilio y el paso del tiempo. Cuando por fin nació Joaquín, nuestro tercer hijo, con 17 y 21 años de diferencia con sus hermanos, tuvimos nuevamente una “excusa” para renovar el rito. Viejas y nuevas ediciones se juntaron entonces en nuestra casa, ese barco quieto que resistió muchas tempestades”. - Hugo Soriani
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