Hoy por la tarde, desde las 19:30, la Casa de la Cultura en Salta Capital se impregnará del espíritu del "Cuchi" Leguizamón. Por cumplirse un nuevo aniversario de su nacimiento, Luís Leguizamón, su hijo, junto a al pianista Pablo Fraguela, interpretará clásicos de la obra de su padre. Mientras se tomaba “un vinito con amigos” en el club de pescadores salteño el músicos charló telefónicamente con el programa.
“Nosotros festejamos el cumpleaños. Pero claro que he sufrido la muerte de mi padre; era el que me daba consejos, el que me ayudaba en tantas cosas, el que me apuntaló en toda mi vida. El que me enseñó música, cómo moverme, a respetar a los amigos…el que me enseño a caminar. Ahora; musicalmente, el Cuchi se fue de gira y cada vez que lo canto él está conmigo. Y cada vez que alguien lo cante está de gira con quien lo cante y quien lo toque. Porque el Cuchi es de todos, su música y su poesía es parte del cancionero popular”, contó Leguizamón.
Si bien la obra del gran creador de la música Argentina sigue presente en el repertorio de otros artistas, en discos, en conciertos y en cualquier guitarreada que se arme, por estos días, a raíz de las fechas convocantes, la figura del Cuchi vuelve a estar en primer plano. “El espectáculo se llama “Leguizamón por Leguizamón”. Cultura de la Nación se ha sumado a esto que lo vengo haciendo hace 15 años. Antes se llamaba “Gracias Cuchi”, y para darle las gracias lo hacíamos en la fecha de su cumpleaños y traíamos músicos de cualquier lugar”, explicó Luís desde Salta.
¿Cómo y cuándo empezaste a pensar que tu papá era un gran referente del país?
La dimensión de lo que es el Cuchi, yo me di cuenta hace 15 años. Porque también está la imagen del padre. Pero me doy cuenta cuando empiezo a trabajar profesionalmente con la música. Si bien yo siempre he cantado, me doy cuenta ahí… Bah, esto no es un trabajo, es un placer. A veces el trabajo es placer. Uno es un dichoso de la vida. Y ahí empecé a pensar lo que era el Cuchi para este país y lo que había sido su incursión en la música.
Y antes de verlo como artista, en la relación padre-hijo ¿Te sumabas a sus andanzas, lo acompañabas, te llevaba a escuchar música?
¡Pero muchas veces! Incluso yo viví en Buenos Aires y vendí espectáculos para acompañarlo en la gira. Ese era el pago. Si yo lo vendía lo acompañaba en la gira. Entonces laburábamos y gozábamos con el viejo. Hemos tenido la suerte de ir a muchos lugares. Y he tenido la suerte de verlo entrar a Miguel Ángel Pérez a mi casa y que le diga la letra de “La Viuda” (Zamba – Entre las sendas del monte/ trapito de nube oscura/ desflecándose en el aire/ va la sombra de la viuda), La Santa Mariana, y saber de dónde salen las cosas. De saber que la tradición es real pero que también se inventa de alguna forma. La canción popular es aquella que por ay` la canta o la silba, alguien, en una obra, en el mercado de frutas, en la calle y cuando vos le preguntás - “y qué estás silbando” (silencio) – “Y, mira… yo no se, no me acuerdo bien, pero creo que es Balderrama”, – “Y sabés de quién es?”, - “No” . Eso es popular. Ese es el cancionero popular.
Claro…
Entonces la música que ha hecho el Cuchi ha dejado de ser del Cuchi, y es del pueblo. Algunos que conocen, que saben como es su estructura musical la pueden descifrar. Pero en general la gente que lo canta lo canta porque le gusta, es parte de su vida.
¿Cual es la mirada que él tenía sobre el lugar que ocupaba, que el país le dio a su obra? ¿Se sentía reconocido o pensaba que se le tendría que haber dado más lugar a su obra y su persona?
Sabes qué pasa, el Cuchi nunca buscó aplausos, palmas, nunca buscó bullicio. Buscaba silenció. Buscaba que lo escuchen, que se lo respete… Obviamente también le gustaba el aplauso. Yo no me olvido nunca. En el Teatro San Martín, en Buenos Aires,una vez toca en Sala Cuberta. Ahí se podía tocar una sola vez. Entonces toca y se llena, y como había tres días libres se los dan a él, se armó un lindo lío porque se tocaba una vez para que los artistas roten. Pero bue se dio así. Y tocó las cuatro veces a sala llena. Y después del primer concierto lo vamos a buscar al camarín y el Cuchi dice: “Viste como aplaudían”. (risas)
¿Qué le gustaba disfrutar a él aparte de la música?
La Amistad. La herencia más grande que me dejó el Cuchi son sus amigos. Yo hoy tengo una barra de amigos que tienen setenta, ochenta años. Los acompaño a todo: Vamo´, tomamo` un vino, los llevo con el auto cuando se me machan, los cuido, si están en algún hospital los voy a ver. A ellos se les sumaron los hijos. Por ahí nos juntamos gente de 40,60, 70, de 20, Todos a cantar folklore.
Me imagino que habrá muchas opciones pero ¿recordás una anécdota de cómo compuso algún tema suyo? ¿Cuál era el contexto en el que componía?
Buscando, buscando…Viviendo. Cuando él hizo “Me voy quedando” era porque tenia cataratas y creía que se iba a quedar ciego. Por eso la primer estrofa dice “Me voy quedando ciego/ la luz titila en mis huesos”. Era en un momento en que estaba bastante depre animicamente; porque no podía leer lo que escribía, no podía leer sus partituras que estaba corrigiendo. Y un sobrino del Cuchi que es oftalmólogo trajo al primer tipo que hizo una operación de cataratas. El tipo se vino desde España a operar al Cuchi porque era su ídolo. Se bancó el pasaje y todo. Y cuando lo terminó de operar y le sacaron la venda el Cuchi pegó un grito: (Imita al padre) “Pero si veo mejor que cuando eh nacido”
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